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A nuestro regreso Atlas planeó una fiesta de
bienvenida, la cual tenía por objeto anunciar nuestro compromiso, por lo que se
aseguró de tener a toda nuestra familia reunida.
Todos se emocionaron, aplaudieron y ovacionaron. Me
sentía feliz.
Se confirmó en el mismo evento la fecha y aun cuando
fue un poco apresurada, me parece que todos estaban esperando la fecha, todos
eran conscientes.
Sonreía al ver sus expresiones.
Al siguiente día me encontré con los trillizos.
-
Honestamente esperamos este evento más que cualquier otro -Dijo el Rubio.
-
Pero… ¿Un mes? – Dijo el moreno.
- Lo
más importante ya está – Cerró finalmente el pelirrojo. Después de tu partida
pensamos que no viviríamos para ser testigos de este evento.
-
¡Dramáticos como siempre! Además… les tengo una noticia que seguro les
alegrará.
-
¡Sorpréndenos! – Gritaron al unísono.
- XXXXXX
Seguro conocen la marca.
Solo
uno de ellos reaccionó.
-
¡Calla ahora mismo! – gritó el moreno.
-
Durante nuestra visita por la capital de la moda. Pasemos por aquel lugar,
evidentemente entramos a aquellas tiendas, conocen a Atlas y me conocen a mí…
Pedí mi cita al ver el modelo, me enamoré a primera vista. No es nada especial,
pero sé que es para mí y cuando lo vean puesto…
- No
puedo secundar esto, mencionó el pelirrojo. Pero sobre todo no puedo ser
cómplice. Sé que Atlas es fiel seguidor de las tradiciones y él es quién querrá
realizar el pago de ese ese vestido, corrijo, el DEBE hacer el pago de ese
vestido.
-
Tranquilo amigo fiel. Él pagó el vestido.
Les
detallé la historia de camino a casa, que era donde lo tenía guardado. Me sentí
extraña al usarlo nuevamente, cuando lo pedí, era una posibilidad 50 – 50 que
yo usara aquel vestido, pero ahora es un hecho y las sensaciones son
abrasadoras.
-
¡Ahora estoy ofendido! – Gritó nuevamente el moreno.
Le
miré sin comprender.
- ¡Yo
debía ayudarte con la elección del mismo!
- ¡Merezco
más crédito! Era una decisión difícil y … bueno….
-
¡Concentrémonos! Demandó el Rubio. Si no me equivoco ese vestido aún necesita
los accesorios, tenemos dos bodas que organizar, una fiesta de compromiso, una
tornaboda … y una luna de miel.
- Creo que ese punto debe ser dejado
completamente al novio.
- ¡Ya
quisieras! Exclamó el pelirrojo. Lamentamos arruinarte la fiesta, pero no
existe un solo destino al que te haya llevado nuestro hermano que no hubiese estado
planeado por nosotros.
Aquello
fue una sorpresa.
-
¿Todos?
- ok,
ok, la mayoría.
Reí al conocer aquel secreto.
- Aun así. Creo que es algo que deben ver con él.
- ¿Comenzamos? – Demandó el Rubio.
- Permítanme quitarme este vestido y estoy en unos
instantes con ustedes…
Cuando salí aquello era un caos ya, teníamos citas
vara ver salones, arreglos, etc. Yo tenía en mi mente algo sencillo, algo que
no demandara tanto tiempo, dinero o esfuerzo y así fue como los detuve a todos
ellos ahí mismo.
- No es que no aprecie el hecho de todo el esfuerzo
que están haciendo para éste evento, sin embargo… No quiero que éste salga de
un mínimo presupuesto.
- ¿Mínimo? – Replicó una voz que salía de la nada.
- No sé tú Pequeña patea traseros, pero yo planeo
casarme solo una sola vez en la vida y no, repito, no escatimaré en gastos.
Ok, me declaro culpable, no revisé aquella habitación
antes de abrir mi boca.
- Atlas… no es que esté despreciando o menospreciando,
lo sabes muy bien, sin embargo, acabamos de regresar de lo que fue un viaje
nada económico y ciertamente…
Él colocó un dedo sobre mis labios para hacerme
callar. Hubiese preferido un largo y obsceno beso para cumplir aquel cometido…
Teníamos un trío bastante curioso y peculiar atento a nuestras
acciones, a nuestras palabras….
- Elige lo que te gusta. Lo que desees para éste día.
Permíteme contarte una bella historia, ya que estamos aquí y tengo a tres
testigos para avalar mi historia. Yo abrí un fondo para nuestra boda el día en
que te conocí, no me creas si no quieres hacerlo, pero he manejado mis
finanzas…
- Apuestas – tosió el Rubio.
- Finanzas – corrigió Atlas, de manera que ese fondo
solo ha ido en aumento.
Ellos afirmaron.
- ¡Dioses y Demonios! ¿Entonces si quiero a Bon Jovi
tocando en nuestra boda, lo podremos costear?
- Lamentablemente el no podrá asistir por que justo en
un mes tiene un concierto – dijo el Moreno.
- ¡Demonios! – resoplé y sonreí.
- ¡No te merezco! – Exclamé y le besé.
- Yo sé que yo SI te merezco a ti.
Me acurruqué entre sus brazos.
Pasamos los siguientes días entre arreglos, y
decisiones por tomar. Me repetía constantemente que sin importar las largas
horas de planeación siempre saldría algo mal.
Coincidimos en que la boda se llevaría a cabo en el
patio trasero de nuestro hogar, la casa que Atlas había puesto a mi nombre y
que día a día se transformaba de una casa a un hogar. Aún no vivíamos juntos,
pero pronto lo haríamos.
No quería un escenario sacado de un libro de vampiros,
pero si quería algo muy floral. Flores de colores y las rosas estuvieron
prohibidas.
Algo nuevo – Listo
Algo Azul –
Algo Prestado –
Tuve una discusión muy fuerte con mi mamá referente al
vestido, ella quería hacerlo… pero cuando vi ese vestido simplemente me
enamoré. Por el tiempo hubiera sido imposible que pudiera llevar a cabo aquella
labor, pero pelear es lo de nosotros…
Puedes sin embargo ayudarme con algo prestado…
Recuerdas los aretes que me encantan…
Dentro de su enfurecimiento, afirmó. - Sería un honor
poder usarlos ese día.
Se que no iba a encontrar el consuelo que necesitaba,
pero al menos yo me había sentido un poco menos mal.
- Hija… sé que ahora te has encontrado con Ramsés y él
es tu padre sanguíneo….
Le detuve ahí mismo, no quería que terminara la frase.
- Jamás hubiera pensado en quitarle ese papel a mi
papá – sonreí – asegúrate que use la corbata derecha, ambas sabemos que los
nudos en la corbata no son su fuerte. Le guiñé un ojo.
Ella sonrió y me abrazó.
Regresé a casa sintiéndome muy cansada, después de
todo el pasar ésta discusión con mi mamá me dejó más exhausta de lo que había
considerado.
->->
Una ceremonia que jamás se había llevado a cabo se
realizaría, entre dos miembros de nuestro mundo, una ceremonia sin
precedentes…. Y yo sería la protagonista.
Es cierto que esta unión pudo haberse predicho desde
la primera vez que cruzamos nuestras miradas.
Me encontraba lista para la primera ceremonia de unión
que se llevaría a cabo en aquel mundo.
Era una ceremonia sin precedentes y por supuesto ellos
también querían una celebración en forma, por lo que accedí a llevarla a cabo
una semana antes de la boda “oficial”. Guardamos en secreto que nosotros ya
habíamos firmado los papeles.
La arena, nuestro lugar de combate, ofreció el
escenario perfecto para dicha ceremonia.
No estaba especialmente decorado, pero si muy bien
iluminado.
Solo mi abuela se encontraba en la Arena. Ella vestía
una túnica negra, era su representación energética, lo cual tiene bastante
sentido desde que ella se fue de ahí y durante ese tiempo dejó su energía
detrás… el día que fallezca esa energía simplemente se desvanecerá y yo tomaré
su lugar.
Atlas se encontraba ahí esperando por mí.
Nuestro vestuario era muy sencillo, Atlas vestía
únicamente pantalones blancos de tela de manta, tal como si fuera a presentarse
a un combate. Llevaba el torso desnudo y solo algunos tatuajes decoraban su
piel, su cabello perfectamente recortado sin embargo lo llevaba alborotado y
ese gesto rebelde me cautivó.
Yo elegí un vestido suelto, largo color violeta. Levé
poca o casi nada de joyería, únicamente los aretes en mis oídos que
representaban a los muchachos y ahora a Ramsés. Un collar de mi diseñadora favorita
llevaba manicura y pedicura sencilla y maquillaje natural.
Le observé a la distancia y mi corazón dio un brinco.
Nosotros estábamos en el pasillo de los vestidores.
Los muchachos me escoltaban. Ramsés ocupaba el puesto de honor, pero todos
ellos ocupaban un lugar a mis costados. Para mi todos ellos eran igualmente
importantes, ellos me brindaron su protección y enseñanza a su manera,
finalmente estaban entrenando a la heredera de este imperio, no podían darse el
lujo de ser flexibles, sin mencionar que la heredera no lo aceptó muy bien
desde el inicio.
Ellos vestían al igual que ella el color negro, en
trajes tipo Mao de Manta.
Viéndolo en retrospectiva, no creo haberme quedado ni
por el cambio si me hubieran dicho esto desde un inicio, incluso no creo que,
si mi abuela hubiera diseñado todo esto desde el día que nací, lo hubiera
aceptado, incluso ahora continúo preguntándome si habrán realmente tomado la
decisión correcta, no dejo de pensar en que alguien más ande por ahí y sea
realmente la sucesora elegida.
No, no llevo un ramo de flores.
No, no hay música mientras camino, en su lugar, se
escuchan los golpes del pie derecho de cada uno de los presentes contra el
piso, haciendo ruido como de inicio de batalla, el sonido se hizo cada vez más
y más fuerte, al punto que de haber estado en cualquier otra situación podría
ser considerada una marcha del terror.
Al llegar frente a Atlas los muchachos no se quitaron
de su posición.
- ¿Quién acompaña a esta mujer? – Preguntó mi abuela.
- Su sangre, respondieron ellos.
- ¿Quién reclama a esta mujer? – Preguntó nuevamente
ella.
Atlas se arrodilló frente a mí y me tomó por ambas
manos.
- Me encuentro de pie frente a todos ustedes y de
rodillas frente a ella, solicitando que me acepte en su vida como acompañante,
para vivir una vida a su lado enriqueciéndonos mutuamente, complementándonos,
siendo devotamente el uno para el otro. Yo no vengo a prometer nada, yo vengo a
pedir que tomes una decisión en base a los hechos mostrados, y si en el futuro
fallo de alguna manera, que sean todos ellos quienes determinen el castigo que
merezco incluso si es mi vida, que así sea.
En ese momento los muchachos hablaron, la suma de sus
voces se hizo armónica y me erizó la piel al escucharlos hablar al unísono.
- Nosotros no venimos a restar miembros a nuestra
familia, nosotros venimos a sumar miembros a ella.
Entonces ellos se cerraron acercaron a los costados de
Atlas, formando un círculo, sus energías comenzaron a rodearnos.
Lo impresionante de aquello y lo que dejó mi sangre
helada fue que sus voces se escuchaban como una sola.
- Sabíamos que tarde o temprano este día llegaría,
cuando nuestra pequeña cruzó la puerta el día que llegó a nuestro mundo, su energía
retumbó en tu ser y la seguiste con la mirada, ese mismo día tú te acercaste a
nosotros, ahora te abrazamos no solo como nuestro protegido, si no como el
esposo de única persona importante en nuestras vidas, no tenemos duda en que la
harás feliz. Tus padres estarían muy orgullosos y sé que están orgullosos de
ti. Tu abuelo bendice esta unión.
Dicho esto, muchos cabos se ataron. ¡Dioses y
Demonios! Era cierto que Atlas había quedado huérfano, pero jamás ahondé más en
el tema…
Mis ojos se posaron en nuestras manos, Ramsés mostraba
el anillo que él usaría y mi abuela mostraba el mío. En ese momento todas las
energías que se reunían ahí se entrelazaron rodeando los anillos.
- Ahora se encuentran unidos no por una promesa, si no
por energía, todos los aquí presentes hemos puesto nuestros mejores deseos en
estos anillos, una vez que acepten usarlos, sus energías se convertirán en una
sola.
Entonces mi abuela me entregó mi anillo y Ramsés le
entregó su anillo a Atlas.
Voluntariamente cada uno aceptaba usarlo, sin
imposiciones, sin indicar que ahora yo era de él y viceversa.
Atlas ahora se encontraba de pie.
Nos miramos a los ojos y al mismo tiempo cada quien
colocó su anillo donde correspondía. Entonces en unos segundos nuestras
energías salieron de nuestros cuerpos, se mezclaron hasta formar una sola
unidad y entonces se dividieron nuevamente hasta integrarse en nuestros
cuerpos.
Son tan tuya como tú eres mío.
Entonces ante la mirada de todos, fuimos declarados
oficialmente unidos para siempre.
Me imagino que visualmente fue una bonita ceremonia.
No faltaron felicitaciones y los maestros supremos se
acercaron a mí por primera vez.
- Cuando el momento llegue estaremos muy interesados
en ver cómo es que te conviertes en la líder de todo esto.
- Será interesante, pues ahora me encuentro trabajando
muy de cerca con nuestra líder para ser la dirigente que todos merecen, sin embargo,
a la luz de los nuevos cambios que tenemos, habrá que hacer algunos ajustes.
Fue uno de ellos quién se acercó a mi oído. Cuando
llegue el momento tu nos guiarás hacia la evolución, nuestro siguiente paso será
no permanecer en secreto.
Me dejó ahí con la noticia y se marchó.
Durante la cena los trillizos llamaron nuestra
atención. Detrás de ellos había una pantalla gigante, en ella se estaban
proyectando fotos, algo muy cursi si me permiten opinar.
Los trillizos comenzaron con un discurso donde sus
voces se intercalaban.
- El día de hoy estamos aquí frente a todos ustedes
para presentar nuestro más grande proyecto desde que iniciamos nuestro negocio.
Hace poco más de cinco años, fuimos contratados por uno de nuestros clientes.
Como bien saben nuestros trabajos rayan en lo ilegal, pero esto era demasiado
sencillo. Nuestro cliente sencillamente solicitó un video de una cámara de
seguridad. Eso fue demasiado sencillo incluso para nosotros.
Quizás nadie de ustedes entienda el discurso que hoy
estamos brindando.
Yo podía ver a mi alrededor que nadie entendíamos las
palabras de este trío de locos, pero nadie los cuestionó, todos estábamos
acostumbrados a sus extravagancias.
En la parte de atrás comenzaba a proyectarse un video
de una cámara de seguridad.
No tardé mucho en reconocer el lugar. Era la cafetería
donde yo solía asistir, por mucho mi cafetería favorita y donde encontré el
folleto que me llevó hasta aquí.
La escena entonces… mostraba una chica alta, morena,
entrando en aquel lugar desde distintos ángulos. Esa chica era yo.
En otra pantalla se mostraba un chico poniéndose de
pie, dejando detrás de él un papel…
Cuando nuestros caminos se encontraron, yo iba inmersa
en mis pensamientos, pero él, se detuvo en el instante en el que mi cuerpo rozó
con el suyo, se giró a verme hasta que tomé el papel y sonrió a la cámara, me
señaló a mí.
Giré mi cabeza hacia él con los ojos inundados, no
podía con aquella declaración.
Él tenía un micrófono en sus manos.
- Es verdad BB, aquél día tu energía llamó mi
atención, yo sabía que grandes cosas nos esperaban, sabía en mi corazón que tu
serías algo especial, todos lo sabíamos, todos lo esperábamos, cuando nuestras
miradas se cruzaron solo para escucharte decir que me darías la paliza de mi
vida, entonces mi corazón lo supo, debía conseguir esa cinta para mostrártela,
no necesito evidencia de nada, estoy seguro, soy tan tuyo como eres mía, sé que
te gustan las sorpresas y ésta es mi sorpresa de boda. Pequeña Patea Traseros
aquí frente a nuestro circulo especial de energía diré las palabras que siempre
te recité “Pídeme que sea tuyo y lo seré, bésame y no querrás dejarme ir”.
Corrí a besarle ¿Qué más podía pedir esta simple
mortal que amor eterno?
Esa noche Atlas y yo nos escapamos a pasar la noche
juntos, aquella era la ceremonia que nos unía formalmente ante sus ojos, el
requisito estaba cumplido.
Necesitábamos esa pausa, los preparativos de boda nos
tenían al borde de la histeria y aquello nos permitió la ventana perfecta para
realizar un merecido descanso.
- Necesitamos consumar lo nuestro -dijo él.
- Yo creo que eso esta consumado hace mucho tiempo. –
reí un poco.
Esta vez Atlas se tomó su tiempo, me recostó sobre la
cama con suavidad y delicadeza. Me besó por un largo tiempo y me desnudó
lentamente, disfrutando cada parte de mi cuerpo. Mi excitación aumentaba a cada
caricia.
Tomó mis pezones entre sus dedos al tiempo que se
acomodaba para encajar su cuerpo sobre el mío.
- Móntate sobre mi cara, quiero tu sabor ahora.
Sonreí y agradecí la oscuridad de aquel lugar pues,
aunque no fue la primera vez que hacíamos aquello, aún continuaba sonrojándome
al escucharle decir aquellas palabras. Se colocó tendido sobre la cama y atendí
sus instrucciones, con sus dedos separó mis labios e introdujo su lengua en
varias ocasiones para luego hacer círculos sobre mi clítoris, por alguna razón
mi excitación era tanta que me corrí ahí mismo sin que demorara mucho, me
sorprendí a mí misma.
Pensé en devolverle la cortesía, sin embargo, me pidió
que me montara ahí mismo. Comencé a moverme rítmicamente sobre él, al tiempo
que el torturaba mis pezones con sus manos, quería extender mi placer, quería
que aquello fuese infinito, pero igual que la ocasión anterior me corrí
sonoramente. El aún tenía energía para continuar y a continuación me colocó
bocabajo.
Me mordía el lóbulo mientras sus caderas se movían
para penetrarme rítmicamente, su orgasmo no tardó mucho en llegar, en aquella
posición podía disfrutar de una mayor estrechez.
Platicamos y repetimos casi toda la noche. En cierto
momento nos detuvimos cuando sentimos una energía recorrer nuestros cuerpos.
- ¿Sentiste? – preguntó cuándo se detuvo.
- ¿Tú también? – respondí.
Concluimos que el intercambio de energía propia del
sexo que ahora disfrutábamos como una sola unidad misma que se incrementó con
la ceremonia recién vivida.
Casi me estaba quedando dormida cuando hizo una
pregunta que me inquietó.
- He decidido el nombre de nuestra hija.
-
¡Demonios Atlas! Qué manera de arruinar el momento.
- Un
hijo no arruinaría el momento.
- No
me refiero a eso y lo sabes… de cualquier manera ¿De dónde sale esto?
- Sé
que tendremos una hija, no sé si tendremos más, pero una hija será nuestra
primogénita.
-
Ahora me estas asustando.
- Será
el momento perfecto y ella será simplemente perfecta.
-
Sabes que si ella…. Bueno que yo la elegiría a ella sin pensarlo todos los días
y tres veces los domingos, no me quedaré a escuchar a nadie y si antes no
pudieron encontrarme yo huiría con ella hasta el mismísimo fin del mundo.
-
Ella… ella será parte de nosotros.
- ¿Estás
seguro?
-
Puedo apostar mi vida en ello….
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